11 nov 2015

Nace el consuelo???

Cada noche cuando voy a la cama, abro la ventana de mi habitación, miro al cielo e intento buscarte entre centenares de estrellas. Imagino y dibujo tu rostro angelical en las nubes sonriéndome como lo hacías siempre, pero de repente, una lágrima que nace en mis ojos descendiendo por todo mi rostro hasta morir en mis labios, me despierta a la realidad dándome la respuesta correcta: ¡No estás aquí!

Entonces cierro mis ojos y recuerdo las palabras que nos decíamos cuando no estábamos juntas: Hermanita, sal a la ventana y mira al cielo… ¿ves esa estrella que brilla? Esa soy yo iluminando tu noche para que no estés sola…
¿Sientes esa brisa de aire pasar por tu mejilla? Esa soy yo acariciándote para que sepas que estoy a tu lado.
A veces, me dejo llevar por mis ilusos pensamientos: Ojalá pudieran coserme unas alas para poder subir cada día para llenarte de abrazos, decirte todo lo que te quiero, hacerte reír y decirte todo lo que te necesito…

¿Qué pasa en nuestro interior cuando un ser querido muere?

Es tan grande el dolor, que sentimos que nuestro corazón se ha partido en mil pedazos, que nuestra vida ha acabado ahí, que ya nada tiene sentido y que no merece la pena vivir con la ausencia de esta persona que ya nunca podrás volver abrazar, a sentir su esencia, a volver a escuchar sus risas…

Sé que no existen palabras ni abrazos que consuelen el gran dolor de esa ausencia, que no existe una luz que ilumine las oscuridades en las que nos encontramos… pero, ¿de qué nos sirve vivir como almas en pena, adentrándonos cada día más en el sufrimiento?
¿De qué nos sirve estar haciéndonos preguntas sin respuestas? ¿Por qué ella? ¿Por qué ahora? ¿Por qué….?
Pero os habéis parado a preguntaros: ¿Realmente ese ser querido que ha muerto, quiere que tú sufras? ¿Quiere que vivas en una constante lágrima?

Seguramente habéis escuchado: ¡no llores, ni sufras que ella/él no le gustaría verte sufrir! Pues es cierto,  ¿acaso os gustaría ver a una persona a la que amáis, sufrir y llorar por  todos los rincones sin consuelo alguno? Realmente no.
  
También habréis escuchado: ¡El tiempo lo cura todo!
Esto no significa que lo cure y te haga olvidar todo, no. El tiempo te enseña a vivir con esa ausencia y a vivir con ese dolor y esto actuara como una anestesia para tu corazón. Ya que la pérdida de un ser querido no se sana, sino que, terminamos aceptando.

No es nada fácil admitir que de repente una etapa de nuestra vida se nos ha roto, que de repente, nos ha sorprendido con algo que cuando sucedía en otras familias, en la nuestra lo veíamos como algo muy lejano.

Pero esto no nos tiene que dejar estancados en el sufrimiento y bloqueados en nuestras emociones, ya que lo único que hará es impedir que avances el camino de tu vida.
Llora cuando lo necesites (porque es necesario) pero que solo que sea para limpiarte  y no para quedarte ahí.

¡La muerte de un ser querido no se cura, ni se supera, solo se acepta!

¿Os habéis parado a pensar en algo bonito que tiene la muerte?
Que una muerte jamás puede romper EL AMOR, aunque pasen meses, años…. siempre permanecerán en nuestros pensamientos y en nuestro corazón, porque no hay nada más grande y más permanente, que el haber compartido la vida con ellos.
Por eso, cierra los ojos, piénsale, háblale y dile todo lo que quieras, dile que le echas de menos, dile que te abrace… porque aquí, desde la eternidad de un puro sentimiento es donde NACE EL CONSUELO.

AZAHARA LÓPEZ GÓMEZ
Experta en salud mental y toxicomanías.
Modelo.
Escritora y colaboradora de ABECAM.

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