2 nov 2015

DE LA ADICCIÓN A LA AUTONOMÍA, DISPOSITIVO EN TRAVESÍA PARA EL ABORDAJE DE LAS ADICCIONES

Muchos  tratamientos en adicciones parten del modelo del panóptico del siglo XIX, creado para el desarrollo de cárceles.  Así el adicto es tratado como un delincuente  que debe estar aislado y excluido como un desecho del sistema familiar y de la sociedad. La adicción es un problema de vacío en la identidad y este tipo de abordajes no solventan este problema y de manera iatrogénica refuerzan la personalidad adictiva del dependiente. El resultado termina siendo repetitivo y desgastante ya que el paciente está un tiempo controlado para finalmente volver a recaer. Esta encerrona va erosionando la confianza en sí mismo no dejándole más alternativa que refugiarse otra vez en el consumo.

Podemos observar que en las adicciones al igual que en las enfermedades autoinmunes (patología psicosomática de autoagresión) el sujeto ataca de manera violenta una parte de sí mismo, al consumir aquello que le destruye. El  dispositivo en travesía es un enfoque psicosomático que incluye
  1. El trabajo con la identidad somato vincular.
  2. El reforzamiento del sistema inmuno-vincular del paciente. Se refuerzan las fronteras psico-neuro-inmunológicas modificando aquellos circuitos neuronales que programan y condicionan la vida del sujeto.
  3. El pasaje de un funcionamiento sináptico-emocional programado a un funcionamiento sináptico afectivo más profundo y autónomo. 

 El abordaje terapéutico consiste en el trabajo sobre el funcionamiento dependiente y sus raíces y en la difícil tarea de construcción de la identidad del paciente, y no únicamente en el abandono del consumo de la sustancia. Para ello contamos con recursos terapéuticos como: El vínculo terapéutico, la empatía, el contrato terapéutico, la lectura y el resumen de libros, el trabajo con la familia y en la familia , el trabajo inconsciente con los sueños y las producciones creativas realizadas en talleres a través de la T.I.M.D ( terapéutica de la imaginación material y dinámica) .Un adicto es alguien que depende de algún tipo de droga (tabaco, alcohol, sustancia), vínculo (pareja, amistades, hijos etc.) u objetos (trabajo, dispositivos móviles, deporte, comida etc.). Este modo de relación adictivo-patológico 
El primer marco epistemológico del dispositivo en travesía es la teoría de los paradigmas de Thomas Khun. La travesía terapéutica consiste en que el dependiente acompañado por su familia atraviese el paradigma de LA DEPENDENCIA mientras construye su propia identidad.  La travesía terapéutica compromete el pasaje de la adicción (etimológicamente esclavo, proviene de additus) a una dependencia transitoria y necesaria para la curación. Esta crisis que pone en jaque todo el funcionamiento dependiente será el pasaporte a un nuevo paradigma basado en la autonomía. Para hacer posible la construcción de la identidad, la ampliación de la vida afectiva e imaginativa el paciente debe atravesar diferentes fases:
  1. Toma de conciencia y construcción del vínculo terapéutico: Mientras construye el vínculo terapéutico el dependiente toma conciencia de su esclavitud, de su enfermedad, de su funcionamiento vincular y de cómo funciona su cerebro adicto.  
  2. Momento de negación e idealización de la adicción: El paciente el paciente niega el problema pretendiendo vivir como antes de manera omnipotente y creyendo que lo puede todo.
  3. La caída libre: En esta etapa se resquebraja la coraza o armadura, el falso sostén que el adicto mantenía con la droga. Comienza la deconstrucción de la identidad artificial del consumidor.
  4. Descubrimiento de sentimientos y emociones: El paciente comienza a recordar sus sueños y a explorar diferentes sensaciones. Se producen cortocircuitos afectivos, necesarios para desprogramar el programa de consumo. 
  5. Reconstrucción y construcción de la identidad: El paciente construye su propio espacio íntimo desde el cual siente mayor seguridad para no tener que continuar dependiendo de la droga. Esta es la base sobre la cual se cimentarán la creatividad y los afectos del sujeto. 

El segundo marco epistemológico del dispositivo es la dialéctica de Hegel del amo y el esclavo. En todo consumo subyace una violencia que compromete un funcionamiento tóxico vincular, centrado en el poder y la sumisión. La patología de las adicciones es una patología del objeto único por la existencia de una sustancia, vinculo u objeto que regula artificialmente y de manera exógena el ritmo psico-biológico del dependiente.
 La existencia de lo que denomino ¨abuso estructurante fundacional de la dependencia instaura desde la temprana infancia un modo vincular de abusos que se manifestara en futuras relaciones, de manera activa, abusando (drogas, alcohol, vínculos, etc.) y/ o de manera pasiva, siendo abusado (como tapón de los vacios familiares, amistad, pareja etc.). En este sentido tanto la ausencia de la función paterna (padre ausente o autoritario), como la utilización del niño/a como relleno o tapadera del vacío de la madre, dan lugar a este abuso fundacional. 
Más adelante se produce  un segundo abuso –abuso estructurado-. El consumidor consume y a su vez continua siendo consumido por el sistema familiar que utiliza de manera no consciente al adicto como vertedero tóxico de los vacíos y secretos familiares. Es frecuente escuchar un doble discurso de las familias adictas. Por un lado “nos preocupa mucho que consuma” pero por otro lado estas familias con sus actitudes y comportamientos trasmiten otro mensaje “ pero más aun nos preocupa que deje de consumir y de ser consumido, que haremos entonces con nuestro vacio!!!”. 
El descubrimiento de este funcionamiento adictivo-patológico involucra lo que conceptualizo como “Mono familiar”. Ya no hablaremos solamente  del mono del adicto sino también “del consumo familiar del adicto”.
Para sortear este difícil obstáculo el trabajo se realiza “con la familia y en la familia”. Esta estructuración diferente del espacio terapéutico no será irrelevante, ya que el trabajo en la familia ( y no solo con la familia) implica la labor del paciente, incluido en la entrevista familiar, para que pueda gestarse de manera activa su territorio vincular o espacio intimo en un interjuego de presencia-ausencia. Este espacio será el primer pilar en la construcción y reconstrucción de una  identidad, libre de influencias vinculares tóxicas. 
La palabra travesía, entendida como distancia entre dos puntos por mar y por tierra se plantea como un viaje en el que tanto el terapeuta como la familia acompañan al paciente. La duración de este viaje dependerá de la adversidad de las condiciones ambientales-familiares, del compromiso del paciente y de la buena planificación del recorrido. Cuando el paciente atraviesa LA DEPENDENCIA se desbloquean las arterias afectivas, se ensancha la imaginación y de manera inconsciente y creativa se produce un reencuentro inconsciente entre el ser y el devenir. La recuperación  del tic tac del ritmo psico-biológico endógeno  posibilita hacer mayor contacto sináptico-afectivo y así construir y  reconstruir la identidad somato-vincular. 

 Andrés M. Joison.
Psicólogo EUROPSY
especialista en psicoterapias, adicciones y psicosomática

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