2 nov 2015

AUTONOMÍA Y LIBERTAD

Decíamos ayer que la corrupción, un fenómeno de máxima actualidad, es el caldo de cultivo del acoso. Y también que el pensamiento neoliberal es de máximo riesgo de corrupción, y por tanto de acoso. ¿Por qué? Porque promueve la reducción de las normas y reglas que tratan de controlar la actividad humana y mantenerla dentro de unos límites éticos. Y esto lo hace, supuestamente, para defender la “libertad” individual.
Siempre me ha llamado la atención la pasión con que ciertos pensadores liberales defienden sus ideas en nombre de la libertad, con alegatos ciertamente atrayentes y cargados de emotividad. No cabe duda que el concepto “libertad” es impactante y es algo a lo que ningún ser humano quiere renunciar, porque lo sentimos como algo esencial en nuestras vidas. Pero dado que es inevitable que la libertad de unos choque con la libertad de otros, algún tipo de normas ha de haber, y esto lo admiten hasta los liberales mas radicales, pero ¿dónde ponemos el listón? 

En el mundo salvaje no existe ninguna norma, y por tanto se impone la ley del mas fuerte, y me temo que en el fondo, consciente o inconscientemente, de eso se trata. Quizá es lo que late en las raíces del liberalismo, imponer la ley del mas fuerte, y eso les lleva a exigir la reducción de todo tipo de normas en nombre de la libertad. De la libertad del mas fuerte, claro. Pero también decíamos ayer que las normas estorban a las personas muy competitivas, y no digamos a los psicópatas, la máxima expresión competitiva y acosadores profesionales. Nunca veremos a un psicópata que promueva normas éticas, salvo que sea un político en campaña electoral. Por tanto es inevitable relacionar esta tendencia a reducir las normas a la personalidad psicopática y a sus aproximaciones.
Pero surgen inevitablemente algunas preguntas. ¿En eso consiste la libertad, en aplicar la ley del mas fuerte? ¿La conquista de la libertad es entonces luchar y competir contra la libertad de los demás? Algo falla en todo esto. Me temo que estamos manejando conceptos erróneos que nos llevan a conclusiones disparatadas.
Dado que estamos hablando de la ley que rige en el mundo salvaje, la del mas fuerte, la de la selección natural darwinista, deberíamos acudir a la biología para tratar de comprender las cosas. Y en la biología no se maneja el concepto de “libertad”, sino el de “autonomía”. 
La “autonomía del ser vivo con respecto a su medio ambiente” es el concepto clave en biología evolutiva para definir el nivel evolutivo de cualquier entidad viviente. Por ejemplo, cualquier animal tiene mas autonomía que cualquier planta, ya que ésta permanece enraizada en un lugar fijo y el animal puede desplazarse, y esto es una ventaja para la supervivencia. Y dentro del mundo animal hay especies con una alimentación mas variada, lo que les da ventaja para sobrevivir y una mayor autonomía. En resumen, cuanto mas independientes del medio en el que viven, mayor es su autonomía. Siguiendo esta pauta el hombre es el ser vivo mas autónomo porque ha conseguido el mayor nivel de independencia con respecto al medio ambiente, salvo que lo metan en la cárcel por supuesto. Lo curioso es que entonces diríamos coloquialmente que ha perdido su “libertad”. Entonces ¿cuál es la diferencia entre autonomía y libertad? ¿O es que son lo mismo?
Pues no, no son lo mismo, y si tuviéramos clara la diferencia no podrían manipularnos con sus apelaciones a la “libertad” que en realidad es “autonomía”. Veamos. 
Previamente hemos de considerar que el ser humano es el único que tiene la capacidad de reflexionar, es decir, que tiene conciencia, y por tanto puede hacerse planteamientos éticos. Y esto nos conduce al drama intrínseco de la especie humana, que es el choque entre el ansia de mayor autonomía y la conciencia ética, que inevitablemente entrarán a menudo en contradicción. Salvo en el caso de los psicópatas que de conciencia ética ni rastro, y por tanto no cabe contradicción. Y entonces, si la conciencia ética es el elemento único y distintivo de la especie humana, el culmen de la evolución, deberíamos considerar que profundizar en ella es nuestro objetivo prioritario, y en consecuencia deberíamos conseguir que se fuera imponiendo sobre nuestros impulsos biológicos, sobre nuestro deseo de mayor autonomía, de mayor poder, en suma. Y esto nos conduce a considerar que la libertad, la auténtica libertad se consigue dominando nuestra biología, nuestro impulso biológico hacia una mayor autonomía y un mayor poder sobre el medio externo. 
Resumiendo, la autonomía es el grado de independencia que tenemos sobre el medio ambiente externo, mientras que la libertad es el grado de independencia que tenemos sobre nuestro medio interno, nuestra biología. 
Si cuando se nos mandan mensajes ideológicos sobre la “libertad” supiéramos hacer esta distinción esencial, no podrían engañarnos, porque nos daríamos cuenta de que en realidad los supuestos defensores de la “libertad” son defensores de la “autonomía”, o sea del poder hacer lo que se desee sin normas que lo impidan. Y esto es lo que siempre pretenden los animales irracionales, y por supuesto los corruptos, los psicópatas, los acosadores, etc. Por el contrario la conquista de la auténtica libertad es imponer nuestra ética a nuestra biología, liberarnos en lo posible de nuestra esclavitud biológica. Es por eso que se dice que “no debemos competir con los demás sino con nosotros mismos”. Y también que “nuestro enemigo está en nuestro interior”. Y no olvidemos que si en algún momento nos corrompemos es porque se ha impuesto nuestro enemigo interior, nuestro ser biológico.
Y ahora una pregunta para reflexionar, ¿creéis que en la actualidad estamos avanzando hacia la libertad, hacia la auténtica libertad?

Antonio París
Asociación Agacamt   

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