11 ago 2015

MEJOR NO LO COMENTES

Tal vez ustedes recuerden mi relato anterior titulado “Acoso en las comunicaciones”. Pues bien, esta es una continuación del mismo, porque no tengo ninguna duda de que esto no se acabará hasta que uno de los dos fallezca, él o yo. Y probablemente seré yo porque tengo mas edad, y también porque los psicópatas como él duran mucho. Como no tienen esa tensión interna entre nuestras apetencias y nuestra conciencia, que hace que controlemos nuestros impulsos por razones éticas, y que a las personas normales y decentes nos produce un cierto desgaste emocional, pues nada, ellos a salirse con la suya a base de manipulaciones, sin mas freno que el mantener ocultas sus verdaderas intenciones detrás de su fachada de persona sociable. ¡Que lástima que tantas personas caigan en la trampa!

Si, en cambio, tengo que decirles que a raíz de mi escrito anterior he apreciado algunas variaciones en mi proceso de acoso. Les explico. A raíz de la publicación en internet de mi relato anterior recibí una llamada telefónica, anónima por supuesto, en la que nadie contestó y solo se oían ruidos. Algo que yo interpreté como un acuse de recibo, similar a tantas otras veces. Y a partir de ahí comenzó un ataque masivo tanto en los teléfonos como en internet, y hasta en la televisión, que también la tengo contratada en la misma compañía. Vamos, como si mi “amigo” se hubiera agarrado un cabreo ¿Y en que consistían los ataques? Pues en el móvil tremendas dificultades para teclear el pin, porque algunas cifras no respondían o salían cifras del lado opuesto. Al final lo conseguía, pero sin duda porque no querían que la cosa fuese a mayores y trascendiese a otras personas, o incluso a la misma compañía. Una cuestión que este psicópata cuida mucho es que las cosas que me hace no las perciban otras personas, si es posible. Asi si se las cuento a alguien pensarán que soy un chalado. Y el ataque que mas daño hace es el que me encuentre que mi teléfono está desconectado de la red, y solo me doy cuenta cuando intento hacer una llamada. Y para que vuelva a estar operativo tengo que reiniciarlo.

Pero peor fue el ataque en internet. Resulta que mi ordenador portátil no conseguía conectar via wifi en mi casa. Cualquier otro ordenador lo conseguía, pero el mio no. Y curiosamente si conseguía conectarse en cualquier otro sitio, pero en mi casa no. Asi que me recomendaron formatear el ordenador, cosa que hice y no resultó, y luego que usase una tarjeta de red USB, y esto es lo que estoy utilizando ahora. 

Y con la televisión se me atascaba el descodificador, se quedaba la imagen fija y solo tenía sonido. Y solo podía solucionarse desenchufando el descodificador. No valía con apagarlo, había que desenchufarlo. Y esto lo hacía en cualquier momento, varias veces al día.

Y todo esto, me imagino, porque mi escrito parecía haberle hecho daño, porque supongo que lo retrató ante otras personas. Pero cuatro días después de la publicación de mi relato las cosas cambiaron bastante. El problema con la tele desapareció, y el de internet también (salvo que sigo necesitando la tarjeta USB) y pienso que la causa fue que mi escrito le abrió los ojos a algunos técnicos de la compañía que se dieron cuenta de que estaban siendo manipulados. Pero no todos se dieron cuenta, porque el teléfono siguió y sigue con los mismos problemas. En fin, que en esas estamos.

No deja de ser deprimente lo fácil que le resulta manipular a personas que tienen acceso prácticamente ilimitado a los sistemas de comunicación. ¿Cómo no se dan cuenta de que son un objetivo muy apetecible para los manipuladores que necesitan sus servicios? ¿Cómo no comprenden que su aparente y superficial simpatía es una herramienta para conseguir sus propósitos? 

Siempre me sorprendió mucho la facilidad con que este psicópata consigue lo que quiere, pero eso es revelador de hasta que punto la corrupción sistémica está arraigada en este país. Siempre hay alguien dispuesto a colaborar para actuar al margen de la legalidad y ejercer de poderoso matón al servicio de su señor, y seguramente convencido de que está haciendo una labor de “justicia” al margen de la justicia. No hay país que pueda soportar esto. Si no empezamos a tener un respeto mínimo a los derechos de los ciudadanos y a la legalidad, nos seguiremos hundiendo en el pozo de corrupción que ya somos y que tiene muy difícil arreglo. 

Todavía me acuerdo de alguno de sus trucos. A modo de muestra así es como hacía para conseguir divulgar un rumor falso sobre alguien. Tras ganarse su confianza con una conversación distendida y una sonrisa cómplice, le cuenta algo desfavorable sobre la persona que es su objetivo, y a continuación añade: “no es que sea un secreto, pero mejor no lo comentes”. Excuso decir que cuando hacía esto, automáticamente el rumor se difundía como la pólvora. Conmigo lo intentó una vez, pero como no le resultó no lo volvió a intentar. Fue una decepción mas de las muchas que tuvo conmigo. Le fallé y no me pudo utilizar. Es lo que hay.


Arturo Paradela 

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