5 jul 2015

ORIGEN Y DESTINO DE LAS PERSONAS

    No deja de ser sorprendente que en pleno siglo XXI todavía amplios sectores de la población sigan aferrándose a una idea estática de la vida, a una visión inmóvil del mundo, cuando es una evidencia que nada está parado, que el planeta, la historia y el universo entero están cambiando aceleradamente, y que este cambio parece estar gobernado por leyes que aun no conocemos y que están fuera de nuestro control. Y en este contexto resulta chirriante como se pretende en ocasiones defender costumbres éticamente reprobables con el peregrino argumento de que “es una tradición ancestral”, como si las tradiciones no debiesen ser superadas por los avances éticos. ¿No eran tradiciones el circo romano o los duelos de honor, por ejemplo? 

    Y si aplicamos este enfoque a la vida de las personas aun resulta mas evidente. Desde que somos concebidos en el vientre de nuestra madre hasta que dejamos este mundo no hemos parado de cambiar, y si bien el proceso en su conjunto es inevitable, si está a nuestro alcance influir en él para tratar de mejorar nuestra vida, cosa que no siempre logramos, por supuesto. Una primera consecuencia que deberíamos extraer de esta realidad es que no es posible avanzar hacia una vida mas plena sin tener en cuenta su condición dinámica y sin adaptarnos a ella. 
    Un clásico de la zoología, Ernesto Haeckel, formuló en el siglo XIX una ley que fue muy discutida en su época, como todo el evolucionismo, y que hoy se considera indiscutible: “La ontogenia es una recapitulación abreviada de la filogenia”, lo que hablando en román paladino viene a decir que la génesis, el desarrollo de cada individuo, reproduce de forma abreviada la génesis, la evolución de toda la especie. No vamos a profundizar en esto, basta con considerar que nos aclara de donde venimos, cual es nuestro origen, como nuestros embriones apenas se diferencian de los de otras especies, y como van diferenciándose paso a paso durante su desarrollo. Es revelador sobre quienes somos y de donde venimos. 
    Pero esto no es todo, porque este proceso evolutivo biológico por el que cada individuo reproduce la evolución de su especie, continúa con la diferenciación genética entre individuos. No solo nos diferenciamos entre especies, también entre individuos de la misma especie. Y esto es un hecho importante que debemos resaltar: La evolución biológica tiende a la diferenciación. Es un hecho que, dentro de las pautas de la especie, todos somos diferentes. No hay dos individuos iguales. Y esto tiene un objeto claro, seleccionar a los mas adaptados al medio en que viven, los que mejor pueden sobrevivir y reproducirse. ¿Y como los selecciona la evolución? Pues por la competición entre especies y entre individuos. Ampliamos entonces la afirmación anterior: La evolución biológica tiende a la diferenciación y la selección de los mas adaptados para la supervivencia. Y la consecuencia es la competición entre ellos.
    Pero claro, el ser humano no es solo biología, sino que incluye una mente capaz de reflexionar,  una conciencia, un sentido ético de la vida. Y esto introduce en nuestra naturaleza el nudo de todos los conflictos, la tensión permanente entre nuestra conciencia y nuestra biología. Salvo en las personalidades antisociales como psicópatas, narcisistas y demás, que como no tienen conciencia …. pues eso.
    Y este es el drama esencial de la especie humana, una lucha permanente entre nuestros instintos biológicos y nuestra conciencia, nuestra ética. Porque no olvidemos que la ética es la culminación de la racionalidad y también está en evolución, lo que ocasiona que antiguas y asentadas tradiciones sean rechazadas por los avances éticos. No creo que haga falta reiterar ejemplos. Esto implica que, si como dicen los filósofos, la ética es la reflexión sobre la moral, y la moral es el conjunto de normas de conducta que favorecen la convivencia entre las personas, podemos fácilmente deducir que sus objetivos son opuestos a los de nuestra biología. La biología tiende a la competición y la conciencia ética a la cohesión. O dicho de forma mas simple, la biología separa y la conciencia une.
    Bien, es momento de frenar el ritmo y extraer conclusiones. La tensión entre nuestra conciencia y nuestra biología de la que hablábamos antes, se ve ahora con mas claridad. Podemos decir que el ser humano es una conciencia alojada en un animal y que frecuentemente discuten. El animal intenta siempre salirse con la suya, pero la conciencia le pone límites, normas, reglas para convivir razonablemente con los demás. Y esta disensión interna a veces puede alcanzar gran intensidad ocasionando neurosis, ansiedad, depresión, etc.  
    ¿Y que se puede deducir de esta realidad? Pues que el reto fundamental de cada uno de nosotros es conseguir que nuestra conciencia se imponga cada vez mas a nuestra biología, porque prescindiendo de cualquier tipo de creencias, parece razonable que si la conciencia es el producto mas avanzado de la evolución y que nosotros, los humanos, la tenemos en exclusiva, deberíamos cultivarla y desarrollarla todo lo posible. Y eso implica que se vaya imponiendo a nuestras pulsiones biológicas, con el considerable esfuerzo que ello supone. Es nuestra tarea vital personal e intransferible, irrenunciable e inexcusable y la base para la construcción de sociedades humanas mas cohesionadas. 

Conclusiones de orden práctico que podemos extraer de lo expuesto:

    Cada uno de nosotros ha de esforzarse a lo largo de su vida en controlar, que no anular, que es imposible, sus pulsiones biológicas. Para ello existe la ética, y en base a ella debemos llegar a una negociación con el animal que nos aloja, haciéndole concesiones que no impliquen perjuicios para terceros. Es una lucha permanente e insoslayable si no queremos que nuestro animal nos domine, y la podríamos denominar “la conquista de la libertad”, porque solo dominando nuestros impulsos instintivos nos sentiremos libres. Por eso muchos personajes públicos que aparentemente defienden ideologías promotoras de  cohesión social, se corrompen, porque están perdiendo su batalla interior.
     En el ámbito colectivo lo anterior se traduce en que debemos impulsar la cohesión social y la cooperación por encima de la competición, que eso significa hacer que la conciencia se imponga a la biología. Y eso a su vez significa que cualquier teoría, doctrina o pensamiento, asi como cualquier organización social, política o económica que no prioricen esta consideración deben ser rechazadas, porque contradicen el destino humano. Y en este contexto encaja perfectamente el pensamiento neoliberal que domina el mundo en estos momentos y que apunta claramente en la dirección contraria a la evolución. Y no olvidemos que la evolución va a seguir avanzando, con nuestra ayuda o sin ella, y de no seguir conscientemente su ruta nos estrellaremos, provocaremos guerras, aumentaremos las desigualdades humanas hasta lo intolerable y destruiremos el planeta.   
    Esta es la lección fundamental de la vida, estamos sumergidos en una evolución universal cuyas leyes apenas comenzamos a intuir, pero que apuntan en una dirección muy nítida, la de una sociedad humana cada vez mas interconectada y cooperativa. Y eso nos obliga a esforzarnos y ajustarnos a ella. Lo contrario nos llevaría a la desaparición de nuestra especie y tal vez de nuestro planeta, lo que no sería nada grave. Sin duda en el universo hay mucha vida inteligente, y mas inteligente que la nuestra, seguramente.


Antonio París

Asociación Agacamt

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