9 jun 2015

Carta dedicada a todas las madres


Debemos recordar en este preciado día, a todas esas mujeres que han perdido sus vidas en manos de sus parejas, por el simple hecho de que ellos creen que no merecen vivir; así como también recordar a todas las víctimas de acoso laboral, tanto mujeres como varones; aquí no hay distinción de sexo. Víctimas algunas, que han llegado al punto de poner fin a sus vidas mediante el suicidio. Por ellas y ellos es que debemos seguir luchando para que esta lacra desaparezca de nuestra sociedad y, de una vez por todas, reconozcan nuestros derechos.
Llegar a ese límite tiene que ser muy duro ¡es muy duro! hablando en primera persona, puedo compartir mi vivencia de hace no mucho tiempo. Sí, lo pensé. Ya no le encontraba sentido a mi vida, todo era superior a mí. Los amigos poco a poco se fueron alejando, ya ni que hablar de los compañeros de trabajo y la familia se cansa, se agobia o simplemente no saben cómo ayudarte a salir de ese pozo. Ese día, tal y como venía haciendo en las últimas semanas, salí a caminar sola porque así me sentía mejor y no sé cómo, llegué al cementerio. Hacía muy poquito que habían enterrado a un chico que se había suicidado en las vías del tren, porque al parecer su esposa le era infiel. Debió ser el destino que me llevó hasta su tumba y cuando llegué allí y vi su fotografía, me derrumbé. Estuve un buen rato pensando, recordando cuando éramos niños y al irme, algo cambió en mi cabeza, mi forma de pensar, mi chip me decía que debía seguir luchando, seguir adelante, apoyándome en los que tengo a mi alrededor, principalmente en mi hijo, que no se merecía quedarse sin madre, mi marido, que sé que me quiere mucho a su manera y mis padres, que los pobres, se han portado tan bien conmigo durante todos estos años. Ésa no era la solución, no resolvería nada, todo lo contrario; causaría más dolores entre los míos.
Se pasan momentos difíciles, duros, en silencio, de impotencia, pero juntos debemos hacer que esto cambie, que esto se sepa. Debemos quitarle las máscaras y que todos sepan de las humillaciones, las vejaciones, los insultos, los gritos y, en alguna ocasión golpes, la discriminación, la intimidación que ellos te inducen.
Este manuscrito va dedicado para todos los que lo han sufrido y lo siguen padeciendo. Seguir luchando es la única alternativa, no hundirnos ni dejarnos llevar por el miedo y la impotencia; hay que revelarse y no callarse, hay que buscar ayuda y no estancarse, no debemos tener vergüenza de lo que nos pasa y de contarlo porque nosotros/as solamente somos las víctimas, recordadlo, y ellos los que deberían agachar la cabeza y reconocer sus errores. Nunca penséis que el “suicidio” es la mejor solución ¡NUNCA! porque el problema seguirá ahí, el causante del dolor o daño continuará provocándoselo a otros y entonces no habrá valido de nada nuestro sacrificio. Lo mejor y lo que más les duele es que le hagamos frente, que vean que no le tenemos miedo y que estamos aquí “juntos” frente a ellos y que lucharemos por nuestros derechos.
Cada día se sabe algo más de esto, del acoso laboral y lo que debemos hacer las personas que lo hemos padecido o sufrido es estar informados para que no nos cojan desprevenidos. Debemos permanecer en alerta y ayudarnos mutualmente porque la fuerza hace el poder.

SANDRA ESTÉVEZ CALVAR
Escritora oficial de ABECAM
Escritora de novela romántica:
“Entre el miedo y el amor”
“No me dejes ahora” 

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