Una vez mas me dispongo a presentaros un caso real de acoso en el trabajo
con el objetivo de poner en vuestro conocimiento los hechos acontecidos en una
empresa de peluquería y estética, los cuales son clarificadores sobre su ética
del trabajo y tal vez la de otras empresas de este gremio, respaldadas sin duda
por la grave inestabilidad laboral provocada por las últimas reformas de la
legislación.
Todo lo relatado está respaldado por grabaciones y testimonios, por lo
cual la siguiente narración no está basada en ficciones ni conjeturas sin
fundamento.
A una empleada de esta empresa, a la que llamaremos Marina, con una
antigüedad de unos 5 años, sin ningún tipo de problema laboral durante ese
tiempo y muy apreciada por los compañeros, un día dado le asignan una compañera,
a la que llamaremos Marta, una mujer que se gana su confianza con palabras
amables y un trato cordial y cercano durante los aproximadamente 10 meses que
coincidieron en la empresa.
Por todo lo que sucedió después parece que la intención de Marta en todo
momento era mantener el puesto de trabajo bajo cualquier circunstancia, y
conocedora de que en esta empresa al cumplir un año de contrato la mandarían
para casa, porque esto era su práctica habitual, pues decidió intrigar a
espaldas de su compañera con la intención evidente de quedarse con su puesto de
trabajo, y para ello utilizó una imaginación delirante, maquiavélica y perversa
y con una cierta doble personalidad por lo bien que simultaneaba sus dos caras.
Le decía a la encargada que Marina manipulaba tickets, afirmando que vendía
productos al público y cambiaba los precios para quedarse ella la diferencia.
La encargada le comunicó los hechos a los jefes de la empresa y estos
procedieron a encargarle a ésta un inventario de productos en la tienda para ver
que es lo que estaba sucediendo. Se hizo el inventario y el resultado fue de
escándalo; faltaba muchísimo producto de todo tipo. Llamaron inmediatamente a
Marina, la tildan de ladrona enviándole por burofax al día siguiente una
amonestación por razón de la manipulación de los tickets. A continuación mandan
repetir el inventario a otro compañero, el cual se dedica siempre a estos
asuntos, y este inventario sale perfectamente bien. Dentro de la normalidad con
sus márgenes de error, pero dentro de lo razonable. Seguidamente se entera
Marina por sus compañeros que la encargada y la compañera Marta habían sido
compañeras en una empresa de grandes almacenes, circunstancia que mantenían en
secreto ante el resto de los compañeros (insisto en que todo esto está registrado
con testimonios grabados). Comportamiento torpe y descarado por parte de esta
gente puesto que en la tienda estando habitualmente tres personas, una de ellas
es la que hace el inventario y acusan de robo a otra de ellas. Si falta
producto, ¿por qué acusan a una de ellas tres en concreto, y sin ninguna
prueba? Otra torpeza es que en la tienda hay cámaras grabando lo que sucede en
el interior; si alguna robase algo quedaría registrado.
Mienten y con mucha torpeza. La llamaron a la oficina, la acusaron de
ladrona, le sacaron las funciones esenciales de su puesto de trabajo, y ya no
podía acceder a la caja para cobrar a los clientes, ni podía abrir y cerrar el
establecimiento como venía haciendo hasta ese momento. Pero en cambio si le
encargaron llevar el sobre del dinero con la recaudación del día anterior a
ingresar al banco. Ya prevenida y asesorada de las artimañas de esta gente se
negó a hacerse cargo de ese ingreso, puesto que había sido advertida que
podrían sacar dinero deliberadamente del sobre y como no, acusarla a ella
también de apropiárselo indebidamente.
Lo más grave viene a continuación: a raíz de este último inventario, el
cual deja a las claras la honorabilidad de esta mujer, la actitud de los jefes
es no rectificar, no admitir su error. No solo no reculan en la amonestación
sino que siguen adelante ocultando el resultado de este último inventario
menoscabando el honor de su empleada.
Es un procedimiento habitual en esta empresa a la hora de despedir a sus
empleados. Les manda este tipo de amonestación y, si firman, les envía a
continuación la carta de despido. Despido que se convierte en procedente por
firmar estas personas la amonestación y sin darse cuenta dan su conformidad a
hechos que son del todo inciertos. Este empresario juega con la juventud y la
inocencia de sus empleados con estos procedimientos.
He tenido la oportunidad de escuchar en estos audios el relato de los
hechos desde el principio, y que explican como en un principio todo este tema
surge de la maldad de su compañera Marta,
de sus mentiras transmitidas a su encargada, y de cómo las dos subían a
dirección a envenenar a los jefes contra ella. Todo esto sucede al tiempo que
Rajoy saca el decreto de los 50 € de cotización por los nuevos contratos, lo
cual les venía de perlas. Si conseguía que Marina se fuese voluntariamente o la
echaban con un despido procedente se ahorrarían mucho dinero con la diferencia
que iban a tener entre la cotización de una y otra.
Esta pobre mujer desde la bronca de la oficina y la amonestación cayó en
una depresión muy seria. Desde ese día permaneció de baja, y en 7 meses largos
no ha recibido llamadas ni de Marta ni de su encargada, las cuales (sobre todo
su compañera) parecían “apreciarle” mucho. Esto es otra evidencia de sus
maquinaciones malintencionadas.
Un testigo afirma que a la encargada la pararon por la calle y le
recriminaron el haber manipulado el inventario y con ello hacerle tanto daño a
esta mujer (el caso es muy conocido ya en el barrio) y su respuesta fue echarse
a llorar y decir que ella es una mandada, y que sigue ordenes de sus jefes.
En esta empresa trabajan en formación mujeres muy jóvenes, que están
tratando de aprender un oficio, y cuya inocencia e ignorancia en temas legales
les hace ser víctimas de todo tipo de manipulaciones.
Para ir finalizando voy a intentar hacer un resumen de los
acontecimientos y de una forma más secuencial:
Una mujer acude a una entrevista de trabajo en una conocida empresa de
peluquería y estética. En esta entrevista, desconocemos si de forma casual o no,
se vuelven a ver dos excompañeras de unos grandes almacenes; una en el papel de
entrevistada en la búsqueda de la obtención de un puesto de trabajo y otra en
el papel de entrevistadora (encargada). Le dan el puesto. Cuando está cerca de
cumplir el año, y ante el riesgo de despido, entre las dos y debido a su
amistad deciden deshacerse de la otra empleada que lleva en aquellos momentos 5
años de antigüedad.
La encargada, mano derecha de la mujer del jefe, cuenta con su
beneplácito y colaboración a la hora de buscar el modo de deshacerse de
la empleada de mayor antigüedad. Deciden acusarla de manipulación de
tickets y deciden elaborar un inventario malicioso para así poder presentárselo
al jefe y que éste termine por despedirla. Con los resultados de este
inventario y las afirmaciones de estas mujeres, el jefe decide amonestarla por
escrito vía burofax argumentando estos motivos. Por supuesto indignada la chica
con esa amonestación sin fundamento, acude a la justicia.
El jefe decide hacer un segundo inventario creyendo que iba a confirmar
el primero, pero en este caso el inventario se hizo con criterio y
seriedad, dando resultados óptimos, normales, correctos; lo cual deja en
muy mala situación a estas tres mujeres. Descubierto el pastel, el jefe decide
continuar con la falsedad puesto que cree que es la mejor solución para salir
de la situación creada. Pero lo que sin duda no esperaba es que esta mujer,
debidamente asesorada, se defendiese en los tribunales y destapase este
entramado de falsedades y procederes que no son la primera vez que
acontecen en esta empresa.
El caso se resolvió con un acuerdo económico que, suponemos, no es lo que
le hubiera gustado al empresario y a lo que no estaba acostumbrado. Es una
muestra mas de la indefensión que padecen muchas personas en su búsqueda de un
trabajo, tan escaso en estos días, y que la pérdida de derechos laborales ha
facilitado los manejos de empresarios sin escrúpulos. Es una realidad de
nuestros días, lamentablemente.
Arturo Paradela
Asociación Agacamt
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