24 ene 2016

EL INVENTARIO

Una vez mas me dispongo a presentaros un caso real de acoso en el trabajo con el objetivo de poner en vuestro conocimiento los hechos acontecidos en una empresa de peluquería y estética, los cuales son clarificadores sobre su ética del trabajo y tal vez la de otras empresas de este gremio, respaldadas sin duda por la grave inestabilidad laboral provocada por las últimas reformas de la legislación.
Todo lo relatado está respaldado por grabaciones y testimonios, por lo cual la siguiente narración no está basada en ficciones ni conjeturas  sin fundamento.

A una empleada de esta empresa, a la que llamaremos Marina, con una antigüedad de unos 5 años, sin ningún tipo de problema laboral durante ese tiempo y muy apreciada por los compañeros, un día dado le asignan una compañera, a la que llamaremos Marta, una mujer que se gana su confianza con palabras amables y un trato cordial y cercano durante los aproximadamente 10 meses que coincidieron en la empresa.
Por todo lo que sucedió después parece que la intención de Marta en todo momento era mantener el puesto de trabajo bajo cualquier circunstancia, y conocedora de que en esta empresa al cumplir un año de contrato la mandarían para casa, porque esto era su práctica habitual, pues decidió intrigar a espaldas de su compañera con la intención evidente de quedarse con su puesto de trabajo, y para ello utilizó una imaginación delirante, maquiavélica y perversa y con una cierta doble personalidad por lo bien que simultaneaba sus dos caras. Le decía a la encargada que Marina manipulaba tickets, afirmando que vendía productos al público y cambiaba los precios para quedarse ella la diferencia. La encargada le comunicó los hechos a los jefes de la empresa y estos procedieron a encargarle a ésta un inventario de productos en la tienda para ver que es lo que estaba sucediendo. Se hizo el inventario y el resultado fue de escándalo; faltaba muchísimo producto de todo tipo. Llamaron inmediatamente a Marina, la tildan de ladrona enviándole por burofax al día siguiente una amonestación por razón de la manipulación de los tickets. A continuación mandan repetir el inventario a otro compañero, el cual se dedica siempre a estos asuntos, y este inventario sale perfectamente bien. Dentro de la normalidad con sus márgenes de error, pero dentro de lo razonable. Seguidamente se entera Marina por sus compañeros que la encargada y la compañera Marta habían sido compañeras en una empresa de grandes almacenes, circunstancia que mantenían en secreto ante el resto de los compañeros (insisto en que todo esto está registrado con testimonios grabados). Comportamiento torpe y descarado por parte de esta gente puesto que en la tienda estando habitualmente tres personas, una de ellas es la que hace el inventario y acusan de robo a otra de ellas. Si falta producto, ¿por qué acusan a una de ellas tres en concreto, y sin ninguna prueba? Otra torpeza es que en la tienda hay cámaras grabando lo que sucede en el interior; si alguna robase algo quedaría registrado.
Mienten y con mucha torpeza. La llamaron a la oficina, la acusaron de ladrona, le sacaron las funciones esenciales de su puesto de trabajo, y ya no podía acceder a la caja para cobrar a los clientes, ni podía abrir y cerrar el establecimiento como venía haciendo hasta ese momento. Pero en cambio si le encargaron llevar el sobre del dinero con la recaudación del día anterior a ingresar al banco. Ya prevenida y asesorada de las artimañas de esta gente se negó a hacerse cargo de ese ingreso, puesto que había sido advertida que podrían sacar dinero deliberadamente del sobre y como no, acusarla a ella también de apropiárselo indebidamente.
Lo más grave viene a continuación: a raíz de este último inventario, el cual deja a las claras la honorabilidad de esta mujer, la actitud de los jefes es no rectificar, no admitir su error. No solo no reculan en la amonestación sino que siguen adelante ocultando el resultado de este último inventario menoscabando el honor de su empleada.
Es un procedimiento habitual en esta empresa a la hora de despedir a sus empleados. Les manda este tipo de amonestación y, si firman, les envía a continuación la carta de despido. Despido que se convierte en procedente por firmar estas personas la amonestación y sin darse cuenta dan su conformidad a hechos que son del todo inciertos. Este empresario juega con la juventud y la inocencia de sus empleados con estos procedimientos.
He tenido la oportunidad de escuchar en estos audios el relato de los hechos desde el principio, y que explican como en un principio todo este tema surge de la maldad de su compañera Marta,  de sus mentiras transmitidas a su encargada, y de cómo las dos subían a dirección a envenenar a los jefes contra ella. Todo esto sucede al tiempo que Rajoy saca el decreto de los 50 € de cotización por los nuevos contratos, lo cual les venía de perlas. Si conseguía que Marina se fuese voluntariamente o la echaban con un despido procedente se ahorrarían mucho dinero con la diferencia que iban a tener entre la cotización de una y otra.
Esta pobre mujer desde la bronca de la oficina y la amonestación cayó en una depresión muy seria. Desde ese día permaneció de baja, y en 7 meses largos no ha recibido llamadas ni de Marta ni de su encargada, las cuales (sobre todo su compañera) parecían “apreciarle” mucho. Esto es otra evidencia de sus maquinaciones malintencionadas.
Un testigo afirma que a la encargada la pararon por la calle y le recriminaron el haber manipulado el inventario y con ello hacerle tanto daño a esta mujer (el caso es muy conocido ya en el barrio) y su respuesta fue echarse a llorar y decir que ella es una mandada, y que sigue ordenes de sus jefes.
En esta empresa trabajan en formación mujeres muy jóvenes, que están tratando de aprender un oficio, y cuya inocencia e ignorancia en temas legales les hace ser víctimas de todo tipo de manipulaciones.
Para ir finalizando voy a intentar hacer un resumen de los acontecimientos y de una forma más secuencial:
Una mujer acude a una entrevista de trabajo en una conocida empresa de peluquería y estética. En esta entrevista, desconocemos si de forma casual o no, se vuelven a ver dos excompañeras de unos grandes almacenes; una en el papel de entrevistada en la búsqueda de la obtención de un puesto de trabajo y otra en el papel de entrevistadora (encargada). Le dan el puesto. Cuando está cerca de cumplir el año, y ante el riesgo de despido, entre las dos y debido a su amistad deciden deshacerse de la otra empleada que lleva en aquellos momentos 5 años de antigüedad.
La encargada, mano derecha de la mujer del jefe, cuenta con su beneplácito y colaboración a la hora de buscar el  modo de deshacerse de la  empleada de mayor antigüedad. Deciden acusarla de manipulación de tickets y deciden elaborar un inventario malicioso para así poder presentárselo al jefe y que éste termine por despedirla. Con los resultados de este inventario y las afirmaciones de estas mujeres, el jefe decide amonestarla por escrito vía burofax argumentando estos motivos. Por supuesto indignada la chica con esa amonestación sin fundamento, acude a la justicia.
El jefe decide hacer un segundo inventario creyendo que iba a confirmar el primero, pero en este caso el inventario se hizo con criterio y  seriedad, dando resultados óptimos, normales, correctos; lo cual deja en muy mala situación a estas tres mujeres. Descubierto el pastel, el jefe decide continuar con la falsedad puesto que cree que es la mejor solución para salir de la situación creada. Pero lo que sin duda no esperaba es que esta mujer, debidamente asesorada, se defendiese en los tribunales y destapase este entramado de falsedades y  procederes que no son la primera vez que acontecen en esta empresa.
El caso se resolvió con un acuerdo económico que, suponemos, no es lo que le hubiera gustado al empresario y a lo que no estaba acostumbrado. Es una muestra mas de la indefensión que padecen muchas personas en su búsqueda de un trabajo, tan escaso en estos días, y que la pérdida de derechos laborales ha facilitado los manejos de empresarios sin escrúpulos. Es una realidad de nuestros días, lamentablemente.
Arturo Paradela

Asociación Agacamt

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